¿Crisis? ¡Qué más da!
Esto es lo que deben pensar los señores Pérez Touriño y Benach, presidente de la Xunta de Galicia y presidente del Parlament de Catalunya respectivamente. Los dos políticos de izquierdas, o sea de esos que dicen que luchan por la clase obrera, han recurrido a lujos bastante desorbitados, en estos tiempos de crisis.
Benach se gastó más de 9000 Euros para ir bien en su coche oficial, un Audi A-8, televisión, mesa y reposapiés, para que no se eche de menos el sofá de casa. Mientras el socialista Touriño, no se conformó con tan poco, quizó reformar su despacho para ello no dudó en gastarse dos millones de euros, para mi que puso el mobiliario de oro, por qué sino. Además compró un nuevo coche oficial por más de 60 millones de pesetas, casi nada.
A mi da igual que lo hayan hecho en tiempo de crisis o no, sino que estos lujos son innecesarios y demuestran para que están estos señores en la política, para vivir rodeados de lujo a costa del contribuyente que paga al Estado para tener unos servicios decentes y resulta que ese dinero no va para abrir nuevos hospitales, transportes o mejorar las carreteras, sino a que unos vivan bien. Para más INRI estos políticos son los que se llenan la boca de hablar del obrero, como ya hacía Lerroux, mandar el obrero a rebelarse en la calle mientras tú brindas en tu mansión con una copa de Champagne francés.
Benach se gastó más de 9000 Euros para ir bien en su coche oficial, un Audi A-8, televisión, mesa y reposapiés, para que no se eche de menos el sofá de casa. Mientras el socialista Touriño, no se conformó con tan poco, quizó reformar su despacho para ello no dudó en gastarse dos millones de euros, para mi que puso el mobiliario de oro, por qué sino. Además compró un nuevo coche oficial por más de 60 millones de pesetas, casi nada.
A mi da igual que lo hayan hecho en tiempo de crisis o no, sino que estos lujos son innecesarios y demuestran para que están estos señores en la política, para vivir rodeados de lujo a costa del contribuyente que paga al Estado para tener unos servicios decentes y resulta que ese dinero no va para abrir nuevos hospitales, transportes o mejorar las carreteras, sino a que unos vivan bien. Para más INRI estos políticos son los que se llenan la boca de hablar del obrero, como ya hacía Lerroux, mandar el obrero a rebelarse en la calle mientras tú brindas en tu mansión con una copa de Champagne francés.
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