Y para hipocresía, la de la izquierda
Hemos visto estos últimos día la caza de brujas que se ha originado desde el bando progre al escritor Fernando Sánchez Dragó. Todo por unos comentarios que expone en su último libro que escribe junto a Albert Boadella. En él, Dragó relata unas relaciones que tuvo con unas jóvenes, y además explica sus preferencias sexuales. El caso es que para mí sí que es muy criticable, y no tengo el menor problema en decir que no me agrada esa visión del sexo que ofrece Dragó con esos comentarios. Pero es que me produce más asco y repugnancia es como la izquierda, que ha trivializado el sexo, que lo ha vaciado de contenido, que lo concibe como un pasatiempos más, y que ha degradado al ser humando a meros objetos por esa visión, venga ahora a dar clases y a reprochar algo a Sánchez Dragó. Las palabras de Dragó contienen desde mi punto de vista, crítica, pero que la izquierda pueda criticarle algo, es como ver que Jack el destripador critique que alguien mate un mosquito de un zapatazo. Lo de Dragó me